La última conexión de Descartes

“Tecleo, luego existo”, esto es lo que diría Descartes hoy en día ante el aluvión tecnológico que nos envuelve. Y es que nuestras vidas giran alrededor de las nuevas tecnologías, somos seres tecnológicos, localizables en todo momento. Y si hablamos de nuestros alumnos, lo tecnológico constituye el centro de sus vidas, ya que raro es el adolescente que no lleva consigo una mini-pantalla a todas horas. De modo que, para nosotros, es totalmente indispensable el uso de las TIC en el aula. Si queremos llamar su atención y no sentirnos un paso por detrás de ellos, aunque lo estemos, debemos estar al día con las TIC. Y esta puesta a punto, solo puede producirse no dejándolas a un lado, debemos emplearlas en nuestra metodología y hacer ver a nuestros discentes que lo cotidiano, lo imprescindible para ellos, puede estar inserto y funcionar en su aprendizaje.
Nuestro fin es el de enseñar lengua y literatura y nuestro medio no puede ser otro: su lenguaje. Ellos hablan a través de redes sociales, chat, plataformas, blogs… hablémosles del mismo modo. El alumnado entiende la enseñanza como algo impuesto, como una obligación de la que deben rendir cuentas cada tres meses. Por tanto somos los profesores los que debemos librarlos de ese pesado yugo de “estudiar para aprobar” y conducirlos por un camino a través del cual ellos sientan que aprobar es solo un trámite más.

Como decíamos al principio: “tecleo, luego existo”. Para los adolescentes de hoy todo aquel que no cuenta con una última conexión está fuera de su ámbito; es tarea nuestra entrar en ese círculo por medio de los materiales que tenemos a nuestro alcance para ser parte de ellos y no solo durante las horas lectivas.

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