Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2020

Metiéndonos en un jardín: “Reflexiones sobre el Amor”

Imagen
Anoche leí un artículo sobre los “tipos de amor”. No diré que me resultó interesantísimo porque los datos que lo fundamentan brillan por su ausencia. Sin embargo, es cierto que, tras la lectura, sentí la necesidad de escribir. Una necesidad inherente a mí, probablemente porque escribiendo, consigo organizar de mejor modo mis pensamientos. Como premisa, el artículo afirma que existen seis tipos de amor. En mi opinión pueden existir tantos tipos como parejas; es decir, la combinación es infinita. No se trata de encuadrar una relación dentro de unos cánones impuestos. Vais a permitirme la osadía de no comentar el texto por completo, entre otras cosas porque no es lo que pretendo. El autor habla del amor como si fuese posible catalogarlo; y, a priori, yo diría que esa tarea es demasiado engorrosa. No obstante, las reflexiones tras la lectura, al menos, por mi parte, nos obligan a sentir más afinidad con un tipo u otro. Pero lo que más caló en mí fue el hecho de darme cuenta de l

Paralizada

En septiembre ya me sentí un poco así, como estoy ahora. Y no me refiero a confinada. La presión de los actos sociales, de lo que está estipulado, a veces me sobrepasa. Me gusta la vida que tengo, me gusta tenerla por mí misma. Ser yo la que ha decidido siempre qué quería en ella y qué no. Unas veces acertando y otras equivocándome, como todo el mundo. De esos errores, tarde o temprano, he aprendido algo que he conseguido aplicar a mi desarrollo personal. Y hasta aquí: todo bien. No cargo con ningún trauma, con ningún rencor. Las cosas pasan porque tienen que pasar así y ya. Son resultado de una serie de decisiones y actos concatenados que llegan a un resultado final. ¡No hay más! ¿Mi mayor miedo? Por ahí anda. No lo tengo atado, ni enjaulado. Campa libre y a sus anchas porque mantenerlo a mi lado, sería estar constantemente pensando en él. Y creo que esa actitud no es positiva para la mente, al menos para la mía no. Sin embargo, como decía al comienzo, los actos sociales, lo es

Las horas de las sonrisas

Imagen
Poco, o nada, se ha hablado en este confinamiento de "las horas de las sonrisas". No hemos dejado de dar importancia a la hora de los aplausos o "de las palmas", como dice mi madre. Una hora concreta que durante más de cincuenta días ha marcado el fin de una jornada. Ya casi se están perdiendo esos aplausos porque, a dicha hora, muchos estamos en la calle paseando o haciendo deporte. Aún así, no he venido al blog a hablar de los aplausos, que no deberían olvidarse, sobre todo cuando volvamos a las urnas. Pasaba por aquí para hablar de todas esas horas en las que alguien, a través de un teléfono, de una pantalla, de un encuentro o, incluso, al cruzarse con nosotros por la calle, nos brinda una sonrisa. A medida que el tiempo pasa, una hora se expande y se convierte en varias. Podemos sonreír en muchos momentos del día, por infinidad de motivos, pero sobre todo, lo hacemos por el hecho de saber que quien arranca esa sonrisa está y está bien. ¿Habrá algo más boni

Realidades

El estado de alarma lo ha alterado todo. Nuestra independencia o nuestra dependencia envolvían nuestras vidas, como si se tratase de un halo de protección con el que nada ni nadie podía afectarnos. Solo lo que nos rodeaba, lo controlásemos o no, era el marco general de nuestras vidas. Hoy, la realidad es otra. ¡Tal cual! Una realidad muy cambiada pero a la que hemos tenido que adaptarnos; y seguiremos haciéndolo porque esto no se ha acabado. Podríamos pensar que, cualquier cambio que se haya producido en nuestras vidas durante este confinamiento, pudiera parecer ficticio, idílico, pasajero... ¡No sé! Cada cual sabe su situación. Mi opinión es que los cambios pueden ser tan pasajeros o tan permanentes como uno decida. Si ese nuevo hábito, si esa nueva coincidencia/casualidad, te hace bien: ¿por qué no darle continuidad? La capacidad de decidir qué queremos en nuestras vidas y qué no, no se ha visto mermada con esta cuarentena. Al contrario, somos capaces de discernir con más clari

En el paseo marítimo (cortito y al pie)

Imagen
Tres días llevamos ya pudiendo salir a "movernos". ¿Quién nos iba a decir, hace apenas unos meses, que nos iban a tener que autorizar para hacerlo? Al principio pensé que esta situación iba a producirme agobio, teniendo en cuenta que aún lo paso mal cuando tengo que ir a hacer la compra. Dicen que, a todo se acostumbra una; pero nada más lejos de la realidad, a esto no me acostumbro. Me gusta ver la cara de la gente, sus gestos, sus expresiones y es imposible cuando te metes en pasillos atestados de personas "enmascaradas" que presentan la misma incertidumbre que tú. Creo que, precisamente por esto, no me agobia ir por el paseo marítimo. La mayoría de las personas van sin mascarilla y, por impopular que resulte, para mí es todo un alivio. La gente sonríe, se siente bien. Se trata de un momento del día "nuevo". A algunos se les pasará lo de salir a hacer un poco de ejercicio, otros seguirán como lo hacían antes. Yo continúo porque respiro aire limpio