Las horas de las sonrisas

Poco, o nada, se ha hablado en este confinamiento de "las horas de las sonrisas". No hemos dejado de dar importancia a la hora de los aplausos o "de las palmas", como dice mi madre. Una hora concreta que durante más de cincuenta días ha marcado el fin de una jornada. Ya casi se están perdiendo esos aplausos porque, a dicha hora, muchos estamos en la calle paseando o haciendo deporte.

Aún así, no he venido al blog a hablar de los aplausos, que no deberían olvidarse, sobre todo cuando volvamos a las urnas. Pasaba por aquí para hablar de todas esas horas en las que alguien, a través de un teléfono, de una pantalla, de un encuentro o, incluso, al cruzarse con nosotros por la calle, nos brinda una sonrisa.

A medida que el tiempo pasa, una hora se expande y se convierte en varias. Podemos sonreír en muchos momentos del día, por infinidad de motivos, pero sobre todo, lo hacemos por el hecho de saber que quien arranca esa sonrisa está y está bien.

¿Habrá algo más bonito que sonreír durante horas?

Luciérnaga


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