La lengua no solo es un músculo

 Nos costaba avanzar en la escritura. No nos poníamos de acuerdo. Desde que empezamos a escribir esta novela de forma conjunta, supe que en cualquier momento podrían surgir discrepancias. Sin embargo, siempre pensé que serían positivas para llegar a aunar pensamientos. ¡No está siendo así!  Es complicado. A mí me gusta escribir de noche; ella prefiere las mañanas. A mí me encantan los crímenes por resolver; a ella el suspense, la intriga. Yo cuestiono constantemente a los personajes; ella prefiere que permanezcan inamovibles. Está siendo complicado.  He pensado en la opción de dejar unos días libres, sin líneas, en blanco. Quizás así, nuestras posturas se clarifiquen. Quizás, podamos escribir cada uno nuestra propia historia. Aunque, querido lector, me encantaría ver su nombre en la portada, junto al mío.                                                      Libélula 

  ¿Existen las hadas? Para Edward Livingstone sí. Así que en cuanto se topa con una de ellas, la contrata como ayudante en su librería. El hada en cuestión es la joven arqueóloga Agnes Martí, barcelonesa de nacimiento que ha apostado su futuro en la cosmopolita Londres. Y en su empeño por conseguir el trabajo de sus sueños, acaba en la librería Moonlight Books. Allí forjará una amistad profunda y verdadera con el propietario a base de té y emparedados;  y con un pequeño polizonte, que cada tarde se cuela en la librería para seguir investigando sobre el universo, Oliver Twist.  Se trata de una novela que rezuma literatura sin siquiera abrirla. El señor Livingstone es un librero romántico, shakesperiano. Además, se rodea de personajes que lo llevan a citar a autores de todo tipo: Tolkien, Rothfuss, J. K. Rowling, Lewis Carrol o el propio Livingstone.  De otra parte, la relación de Agnes con la Historia nos lleva a referencias museológicas que invitan al lector a investigar, a querer sabe