"Cenizas de plata y sangre", de Almudena de Arteaga

 El 18 de agosto de 1947, se produce la explosión de un polvorín de la Armada en Cádiz. En estos años de recuperación tras la Guerra Civil y el impacto de la Segunda Guerra Mundial en el resto de Europa, la capital gaditana sufre una tragedia en la Base de defensas submarinas, junto al barrio de San Severiano. Este arsenal se fue almacenando a lo largo de 1942 ante la inminencia de un hipotético desembarco aliado. 

Almudena de Arteaga aprovecha esta catástrofe, en la que murieron ciento cincuenta personas y resultaron heridas más de cinco mil, para desarrollar la historia de Ingrid. Una espía alemana que, tras perderlo todo, en la Segunda Guerra Mundial, se vende al mejor postor en una época en la que los aliados tan pronto lo son, como se convierten en enemigos. 

La autora plantea este acontecimiento como un sabotaje anarquista, sin embargo el estallido del polvorín gaditano sigue siendo una incógnita. Bien podría haber sido como relata Arteaga; presentando, de forma descarnada, el enfrentamiento entre los sentimientos más humanos y carnales; y la defensa a ultranza de la ideología y el honor. 



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