"El infinito en un junco", de Irene Vallejo.


"Sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido", Irene Vallejo.  

Esta lectura me la he tomado con calma. La he bebido sorbo a sorbo desde navidad hasta el día de hoy. Y, tras haberla disfrutado así, no creo que haya otro modo de hacerlo. Al menos, para mí no lo hay. 

Cuando me preguntaban qué leía en estos momentos no sabía qué responder al hablar de este libro. A veces contestaba que un ensayo, otras que un libro sobre libros, con historias y muchos recursos literarios... Si sumamos ambas definiciones, damos con la clave. 

Está claro que, desde su publicación en 2019, se ha escrito muchísimo sobre esta obra; y en agosto de 2023 no voy a descubrir nada nuevo. Alguien me decía hace unos pocos días, comentando nuestras lecturas: "¡Ah, claro, lees eso porque es lo tuyo!" No supe muy bien qué responder porque es una lectora que me tiene en muy alta estima. Lo reconozco, me dejé llevar por la vanidad y pensé: "sí, es lo mío". Pero lo cierto es que este libro de Irene Vallejo es de todos y cada uno de los amantes de la literatura, de la palabra escrita; nos dediquemos o no a ello. 

A través de la lectura recuerdas textos leídos hace mucho, aprendes datos que desconocías, lees pasajes desconocidos y anotas lecturas que quieres hacer. En muchas ocasiones, te sientes identificada con fragmentos, tal y como me ocurrió al leer una traducción de la propia autora de "El arte de amar", de Ovidio. Y, sobre todo, vuelves a reafirmarte en la idea de que la palabra es poderosa. La lengua es una herramienta, un arma que "ha sido perseguida a lo largo de los siglos", tal como afirma Vallejo. 


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