La clave: una flor


Era nueva en la ciudad y todo lo que veía le resultaba curioso. Se enfrentaba a un contexto por descubrir. Ante sus inexpertos ojos se abrían infinidad de posibilidades: gente por conocer; llamadas que contestar; "whatsapps" de los que te revuelven hasta la última célula de tu ser... Y, quizás, algún día, en cualquier momento, recibiría una flor. Sí, porque en su inocencia, a veces fingida, recibir una flor acertada era la clave para saber que una historia tendría continuidad.


Luciérnaga

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