"El lejano país de los estanques", de Lorenzo Silva

 Hace muchos años que leí una de las novelas de esta serie de "Bevilacqua y Chamarro". La lectura fue "La marca del meridiano", ganadora del Premio Planeta 2012. En esta novela fue donde conocí al sargento Vila y a a Chamarro. En ella, si no recuerdo mal, ambos comparten una relación profesional basada en el afecto y la confianza mutua. No en balde, llevan ya muchos casos resueltos juntos. 

Por pura casualidad, di con este título en una de mis librerías preferidas, la de mi infancia: "Librería y papelería Guiomar". Hasta allí fui a gastarme el dinero de un premio por escribir algunos versos y tener la desfachatez de cantarlos en la red. Pensé que emplear el dinero en literatura era lo más adecuado. El premio no era ostentoso, pero pretendía gastármelo por completo. De modo que, escogí títulos que deseaba tener; otros juveniles para mis clases; y este llamó mi atención. La llamó como cuando conoces a alguien de vista y sabes que te interesa. Como he dicho, ya me había cruzado con esta pareja de investigadores. 

Han tenido que pasar unos meses hasta que he tomado el libro entre mis manos y me he sumergido en las aguas de Mallorca y en las extravagancias de turistas y ricachones de la isla, que hacen de sus excentricidades laberintos de Creta. 

"El lejano país de los estanques" es el primer caso de Bevilacqua y Chamorro juntos. Ambos comienzan a conocerse y  amoldarse a sus modos y estrategias de investigación. Resolviendo la extraña muerta Eva Heydrich, una mujer salvaje y que levantaba pasiones y odios a partes iguales. 

Con la resolución del caso, el sargento de la Guardia Civil, Rubén Bevilacqua, reafirma su permanencia en el puesto y su solvencia. La novata, Virginia Chamarro, consigue un ascenso en su carrera en ciernes. 



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