Parafraseando

En mi entrada anterior hacía referencia a esa "Nueva normalidad" que será tan nueva como nosotros queramos que sea. Hoy me asomo a esta ventana para hablar sobre los pequeños detalles. Quiero destacar las ínfimas casualidades, que por lo general no existen, que nos hacen sonreír y darnos cuenta de lo afortunados que somos.

A mí me hace feliz encontrar esas "casualidades" en versos o en oraciones que se escapan en conversaciones intrascendentes pero fundamentales y necesarias. Y me gustaría compartir algunos de esos enunciados en esta entrada:

"Y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido". Porque aunque creamos que no, la vida sigue. Lo hace de otro modo y nos convierte en seres más fuertes, ni mejores ni peores, solo más fuertes. Y es que "ningún sufrimiento concede derechos"; y esto, quizás deberíamos mirárnoslo en más de una ocasión. Porque nuestras malas experiencias a veces nos sirven de apoyo para actuar, incluso para hablar a la ligera.

Eso de hablar a la ligera se nos da demasiado bien. Sobre todo si se trata de opinar de temas de interés general, pero para los que no estamos capacitados. Como muestra, nuestra situación actual. Cientos de expertos en epidemiología, política, bienestar social, seguridad nacional, sanidad, educación, economía... Estaban ahí y no los habíamos visto. Serían capaces de gestionar todo esto sin moverse del sofá de sus casas. Y es que "en el coro de Babel, desafina un español".

Y claro, ante esta sobreinformación, solo nos queda el verbo huir. Pero cómo hacerlo "cuando no quedan islas para naufragar"; cuando, tal vez, nuestra huida a la desesperada culmina "en una playa sin mar".

En mucha ocasiones hay "más de cien palabras y más de cien motivos"; sin embargo, no es suficiente para andar vaciando "los tinteros borrachos de tinta que ordeño a diario". A veces, es preferible callar y avanzar teniendo como meta un horizonte claro sin equívocos, sin tropiezos. Pero, claro, no contamos con el miedo. Ese que es para cada uno diferente, propio. Que se encuentra inserto bajo los pensamientos más nimios, porque se esconde y se aferra a lo más íntimo de nosotros mismos. Y, aunque cueste creerlo, puede ser fácil de vencer: ¿cómo? Cada uno a su modo, no hay un método y no lo vamos a tener ahora, aunque salgan expertos por redes sociales que crean tener la panacea para vencer esos miedos. Pero bueno, "a ver si entre los dos, acabamos con ese miedo tuyo".

Luciérnaga



https://www.youtube.com/watch?v=aPZlons1xWc

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Mujeres que compran flores", de Vanessa Montfort

"Las hijas de la criada", de Sonsoles Ónega

"El infinito en un junco", de Irene Vallejo.